Mi dedo meñique
Cuando mi hermana (mayor) cumplió 5 años, mis abuelos le regalaron un órgano Casio, medio de juguete, medio de verdad. Desde que tengo uso de razón hasta hoy, que lo tengo en casa, sigo jugando a tocar el feliz cumpleaños y alguna que otra canción que aprendí en internet. Mientras escribo esto, me voy dando cuenta que muchas, muchas, veces, me imagino tocando el piano cuando escucho música. Pero la historia no es sobre mis sueños de artista frustrados, que son varios y abarcan todas las artes, sino sobre mi dedo meñique. Hace 3 años, subí una historia en Instagram tocando el órgano. Creo que había practicado varias veces una canción de Los Beatles y alguna otra. Al ratito, un amigo (hoy novio, y futuro marido), me escribió: “Yo no puedo coordinar de esa manera…Igual me intrigan un poco los dos dedos chiquitos para arriba. Una forma bastante cheta de tocar el teclado”. A lo que respondí: “Se me suben solos”. Hizo un chiste como que en otra vida había tenido doble apellido y vivía en